El proyecto demuestra la viabilidad de incorporar estructuras a compresión en proyectos de vivienda, para activar la mayor inercia térmica posible y refrescar en verano de forma pasiva, mediante una envolvente pesada de baja huella de carbono. Este mecanismo se complementa con la ventilación cruzada y el aprovechamiento de la brisa marina (el embat).

Programa, estructura, construcción y confort se resuelven con una estrategia unitaria que surge de las cualidades y capacidades mecánicas de los materiales utilizados, como la piedra arenisca mallorquina —marès—, utilizada en estructura y cerramientos. Se ha extraído en la misma ciudad de Palma, y es uno de los materiales locales industrializados con menos huella de CO2. Además, esta piedra configura gran parte del paisaje y del patrimonio cultural de la isla, en la arquitectura vernácula y en la institucional. Actualmente sólo quedan activas una docena de canteras, y se extinguirán si no se fomenta su uso.

En planta baja, las bóvedas de cañón de 295cm de luz se apoyan sobre pilastras de marés de 40×80cm que trasladan los empujes horizontales hacia la cimentación. Los espacios libres entre pilastras permiten alojar cocinas, despensas, armarios, ventanas y accesos. En planta primera, las pilastras se reducen a 20x80cm para soportar una estructura ligera de cerchas de madera con tirantes de acero, sobre las que se apoyan tableros de madera maciza de encofrar reutilizados y el aislamiento de 30cm de hoja muerta de posidonia oceánica seca procedente de Cala Estancia, a 11km de la obra. Utilizar la posidonia secada al sol ejemplifica la viabilidad de aprovechar los recursos locales de bajo impacto en equilibrio con los ecosistemas circundantes.

En las viviendas tipo los baños se sitúan en el centro, organizando los recorridos a su alrededor. La división entre dormitorios se plantea en madera para facilitar nuevas distribuciones en el futuro. La cubierta inclinada se resuelve mediante teja cerámica árabe tradicional fabricada con energías renovables, que se expresa tal y como es en el perímetro de la cubierta.

Los materiales higrotérmicos que conforman la estructura se dejan vistos para regular la elevada humedad insular, por encima del 70% de media. El edificio es Clase A y la demanda prevista de energía anual de calefacción y refrigeración es de 7,49 kWh/m², con el objetivo de reducir al mínimo la pobreza energética.

La introducción de nuevos marcos normativos, más restrictivos y en aplicación de las Directivas Europeas, ha incrementado el coste de las obras y ha hecho viable recuperar soluciones consideradas socialmente obsoletas, a pesar de disfrutar de ejemplos tan paradigmáticos como Can Lis de Jørn Utzon.


Cliente Client
Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI) 

Arquitectos Architects
Carles G. Oliver, Xim Moyá, Antonio Martín, Alfonso Reina, Miguel Nevado. 
Dirección de obra construction management: Carles G. Oliver, Miguel Nevado (estructura structure); Miquel Ramon Oliver (EEI instalaciones mechanical engineering); Marco Menéndez (aparejador quantity surveyor)

Colaboradores Collaborators
Miquel Canyelles

Contratista Contractor
Obras y Construcciones Tomeu Rosselló.  Tolo Rosselló (jefe de obra site manager); Youssef Fardassi (oficial official); Homad Fardassi, Brahim Rachedi (peones laborers); Biel literas/PMS (instalaciones installations); Tejar Can Benito (cerámica ceramics); Carpintería Simó Tortella (carpinterías carpentry)

Superficie construida Floor area
662m² 

Presupuesto Budget
1.200€/m²

Fotos Photos
José Hevia